Día 70: Proverbios 15:31-33

Lea Proverbios 15:31-33

Información de contexto útil:

  • El Libro de los Proverbios fue escrito por el rey Salomón, probablemente en la mitad de su vida. Los Proverbios podrían dividirse en al menos dos categorías. La primera categoría consta de los capítulos 1-9. Estos capítulos sirven como introducción a los Proverbios, donde se habla de la verdadera naturaleza de la sabiduría. En Proverbios 1:7, se establece el lema de los Proverbios: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza». En esencia, una vida sabia requiere una actitud correcta hacia Dios, reconociendo su grandeza y nuestra dependencia de él. Esta actitud es crucial, ya que genera humildad y nos hace estar dispuestos a recibir su instrucción. Sin este temor al Señor, no hay sabiduría. El temor al Señor, el inmenso valor de la sabiduría y la sabiduría como aplicación práctica de los mandamientos del Señor sientan las bases para que recibamos los proverbios que se exponen en la segunda sección del libro.

  • Ahora, llegamos a nuestro proverbio específico → Proverbios 15:31-33. Aquí, Salomón nos dice que una persona sabia es alguien abierto a ser corregido, y por eso elige pasar tiempo con personas que, a través de sus palabras y acciones, pueden señalar lo que está haciendo mal. Una persona que acepta la corrección también apreciará a quien la corrige. La corrección honesta y afectuosa se denomina «reprensión de la vida» porque, cuando se acepta, ayuda a conducir al crecimiento espiritual y a la madurez cristiana.

  • Ignorar tal corrección irónicamente es subestimar su propia madurez y crecimiento: es a su propio riesgo. Ignorar la corrección conducirá inevitablemente a uno a cometer pecados fácilmente evitables y a experimentar las consecuencias de tales pecados. La clave para poseer la humildad necesaria para aceptar la corrección es el temor al Señor, reconociendo la gracia de Dios al usar a otros para proporcionarnos corrección.

Preguntas de reflexión:

  • Después de leer Proverbios 15:31-33, vuelva a leer Marcos 6:18-20, donde Juan el Bautista ofrece corrección a Herodes, y aunque a Herodes le gustaba escuchar a Juan, su comportamiento pecaminoso no cambió. ¿Cómo se relaciona la conducta de Herodes con el proverbio? ¿Cuáles fueron las consecuencias de ignorar la corrección divina?

  • ¿Cómo respondo cuando alguien me señala mis errores o áreas de crecimiento? ¿Acepto la corrección con humildad o me resisto a ella? ¿Qué dice mi reacción sobre la postura de mi corazón ante Dios?

  • Cuando la corrección se da con amor, se describe como «la reprensión de la vida». ¿De qué manera la corrección de Dios en tu vida te ha llevado al crecimiento y la madurez espiritual? Reflexiona sobre un momento en el que la corrección fue difícil, pero finalmente beneficiosa.

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